El Manual Diagnóstico y EstadÃstico de los Trastornos Mentales comenzó su vida en la década de 1950 como un tomo teórico. Las primeras ediciones del libro se basaron en las teorÃas freudianas, como la ansiedad de la castración (un miedo inconsciente supuestamente desarrollado en la primera infancia) para explicar una “desviación” sexual, como se llamaba entonces.
A finales de 1960, la bioquÃmica se hizo más influyente, y la psiquiatrÃa comenzó a moverse lejos de la teorÃa hacia diagnósticos empÃricos, basados en la evidencia. En 1973, la Asociación Americana de PsiquiatrÃa eliminó la homosexualidad de la lista de DSM de parafilias. Pero los psiquiatras reemplazaron homosexualidad en la nueva edición de 1980; la llamaron “homosexualidad egodistónica”, que se utiliza para describir a las personas que se encontraban en dificultades sobre su homosexualidad. Finalmente, en 1986, ese diagnóstico también se vino abajo.
La evolución de la parafilias de alguna manera se hicieron eco de la homosexualidad. En la presente edición, el DSM-IV-TR, sostiene que la angustia es necesario en la mayorÃa de los casos de parafilias. Pero para parafilias que involucran partes no consentimiento, donde sólo se actúa a partir del impulso, se califican como enfermos mentales. Esas parafilias incluyen la pedofilia (atracción hacia los niños), el voyeurismo (espiar a los demás), el exhibicionismo (exponerse en público), el frotamiento de los genitales en otra persona sin su consentimiento y el sadismo (infligir dolor).
El último DSM, el DSM-5, es probable que continúe esa tradición, pero con mayor claridad. Los cambios propuestos incluyen la definición de “parafilias” como intereses sexuales inusuales, pero no trastornos mentales. Para calificar para un “trastorno parafÃlico,” los pacientes tendrán que experimentar la angustia acerca de sus deseos sexuales o acciones, o esas acciones tendrán para dañar a otros.
Autor: Laura Dildoreria